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martes, 20 de enero de 2015

Independencia tecnológica

El pasado 4 de enero se publicó en el periódico Información el reportaje (In)Dependencia tecnológica firmado por Andrés Valdés.


Andrés me hizo una entrevista. En el reportaje aparecen reflejadas algunas de mis respuestas:


¿Tiene usted alguna discapacidad? ¿Seguro que no? Quítese las gafas y descienda por esa ladera pedregosa. Exacto. «Alguien que tiene siete dioptrías en un ojo y ocho en el otro, como es mi caso, nunca hubiese llegado a la edad que tengo ahora hace tan sólo unos pocos cientos de años. Hoy lo que era una discapacidad severa, se soluciona con un producto tecnológico tan accesible como son unas gafas». Sergio Luján, doctor en informática y experto en accesibilidad web de la UA, suele empezar de esta manera sus conferencias para que oyentes que se consideran «capacitados» a nivel físico e intelectual relativicen tanto su condición como la del colectivo de personas que tienen problemas para oír, ver, moverse o razonar según los parámetros normales

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«Hasta prácticamente el año 2000 una persona invidente sólo podía saber qué decía el periódico si alguien se lo leía o si esperaba la versión Braille, reducida y desactualizada, de la ONCE. Cuando llega internet esa barrera empieza a desaparecer», cuenta Luján.

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«El padre de la web, el ganador del Príncipe de Asturias Tim Berners–Lee, quería que fuera universal, y está hecha para que pueda serlo», explica Luján en referencia al sistema de etiquetado que permite a los navegadores interpretar qué es cada objeto. «La mayoría de criterios de accesibilidad son en realidad detalles muy sencillos de corregir. Lo que ocurre es que, igual que no somos conscientes de las barreras arquitectónicas en la calle, tampoco las consideramos en la web», afirma el experto en accesibilidad web. El doctor en informática aclara además que sólo tienen obligación legal de ser accesibles las páginas de la administración y las de grandes empresas dedicadas a servicios generales como telecomunicaciones, energía o seguros, lo que no significa que adaptar una web sea una cuestión de presupuesto sino «más bien de concienciación». Las escaleras no son un obstáculo sólo para los paralíticos; los ancianos las embarazadas o los transportistas siempre se acuerdan de los edificios que tienen rampa.  Para el especialista de la UA, una «web ideal» incluiría vídeos en lenguaje de signos, diferentes combinaciones de color para mejorar contrastes, lupas o botones para aumentar el tamaño del texto o de las imágenes, vídeos con subtítulos, fotos con una descripción escrita y la opción de desplazarse por los menús con el teclado y no sólo con el ratón. 

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